jueves, 5 de septiembre de 2013

CUENTO CORTO.

Llevábamos tiempo de hablar, de compartir música, letras, momentos, anécdotas, historias, risas, miradas.
– ¿Qué tan lejos vamos a estar?
–No lo sé, no pienso que estemos lejos, siempre que nos separamos nos agradamos. Tenemos la ventaja de no agrietarnos. –Le sonreí-
–Siempre tienes las palabras bonitas. Yo tengo las palabras y las tengo desordenadas.
Luego nos despedimos. Recuerdo que no duro mucho tiempo, o tal vez sí lo fue, pero yo no lo note, no sé si fue por las ganas que tenías de verla, o porque todos los días me levantaba devorando el día para se pasara rápido y poder encontrarme de nuevo con ella.
–Hola –Le escribí–
No tardó demasiado cuando me respondió.
–Necesito verlo, el problema no es que ya se me haya olvidado su rostro, el problema es que quiero recordarlo otra vez, por eso necesito que venga, mis dedos quieren ver la simetría de su rostro.
–No sé cuándo pueda verla, a mí no se me ha olvidado su rostro.
Ella sabía perfectamente que cuando le hablaba de tú, era porque la deseaba, porque quería ponerle el tú haciéndola mía, pero sien completamente de ella.
–Me tengo que ir, que duerma. Pdt: Usted se está metiendo mucho en mi cabeza.
No me dejo escribirle nada y se fue.
Mire como es la vida de curiosa, o el destino, lo que mejor le parezca a usted: Al otro día me entere que tenía que viajar a la ciudad de ella, la noticia me agrado más por saber que iba a verla, que no por las verdaderas razones que tenía para viajar.
–No digas no.
–Bueno.
–Te invito un café, ¿Dónde te veo?
Hubo un pequeño silencio, lo asimile como sorpresa, en realidad no sé si ella hizo algún gesto a alguna maroma de felicidad cuando me escucho decir esas palabras, pero mi sistema nervioso si hacia maromas, se alborotaba y gritaba dentro de mí, estaba ansioso de verla.
–No te puedo ver.
En ese momento colapse, aunque estaba sentado sentí que me caía y supongo que sí me  estaba cayendo de esa nube en la que estaba montado.
–No es cierto –Soltó una carcajada– En el puente.
Esas palabras se sintieron tan cerquita, aunque estábamos un poco lejos sentí su aliento que me volvía a elevar y me volvía a subir a esa nube de la me estaba cayendo por sus chistes a veces pesados.
–Vale, a las 4 estoy.
No recuerdo haber hecho la diligencia que tenía que hacer, pero creo que la hice, en realidad eso no me parecía importante. Antes de verla me vio y me hablaba de como caminaba, en eso momento me atrofie y sentí que no sabía caminar, que iba hacia ella a tropezones, llegué y la abracé suave como queriendo atravesar su ropa y sin que se diera cuenta colgarme en su piel y ser parte de ella.
– ¿Ya recuerdas mi rostro?
–Ya lo recuerdo. –Lo dijo mientras contorneaba sus dedos por los huesos de mi rostro.-
Sentí como si quisiera meterse en mis huesos y no supiera que ya estaba metida en mi ser. Volamos por toda la ciudad, y digo volamos porque me tomaba de la mano y se me olvidaba caminar, en el momento que sentía su mano aprendía a volar. Al final del día me beso, fue uno de esos besos tan cálidos que te hace pensar que encontraste tu hogar, ese tipo de labios en los que te provoca vivir.
–Te pareces mucho a esa silla voladora que tenía de pequeño, yo me sentaba en ella y comenzaba a girar y girar, luego tomaba vuelo y se sentía cosquillas en la barriga, solo sentado en mi silla podía volar y me sentía feliz, después de un tiempo no me pude volver a subir en las silla y esa sensación se perdió. Hoy cuando me tomaste de la mano fue así, fuiste un poco de esas cosquillas que sentía, un poco de felicidad, fuiste vuelo. Hoy me enseñaste a volar, no me quiero bajar de ti.
–No nos vamos a bajar, solo vamos a subir.
Me dormí con una sonrisa en el rostro y una felicidad en el alma.
Me desconecte completamente de todo lo relacionado con el mundo, necesitaba aislarme para saber si la necesitaba, dure vario tiempo sin saber de ella, sin hablarle, sin escribirle. Fue brutal, devastador, era aturdidor el sonido que me producía el silencio de la ausencia de su voz en mis días, el verbo necesitar se tornaba absoluto en ese momento.
–No me fui, le juro que no me he ido de usted, perdóneme por ausentarme, pero quería saber si la necesitaba, ahora sé que la necesito, también sé que usted se convirtió en mi ser, no necesito perderla para saber que vale la vida.
Dure esperando su respuesta todo el día, no sé cómo hacía mi trabajo, ni cómo transcurría mi día, porque solo estaba pendiente de su respuesta que llegó en la noche.
–Pedro, la distancia me tiene abrumada, esto que siento por usted se alborota de solo pensar en nuestro reencuentro, así que le pido que sea comprensivo si ese día le acabo su sed por saciar mi sed de usted. Con notas de respeto y amor. Amanda.
Recuerdo como se calaron esas palabras en mí, como  fruncieron  mis huesos, como se acomodaron en mi rostro haciéndome una sonrisa, contorneando las curvas de la misma.

Ya ha pasado el tiempo y desde que llego no se ha ido, yo le enseñe a quedarse, ella me enseño a volar y estamos aprendiendo a amarnos sin parar. Acá estoy esperándola le dije que le iba a dar café, no sabe que le voy a dar mi vida. 

sábado, 13 de julio de 2013

Hoy y todos los días.

Hoy, más que siempre, como nunca, quiero abrazarte, estremecerte, estrujarte las costillas, sentirlas, sentir tu cuerpo,  sentir tu respiración, escucharla y escucharte, porque me gusta tu voz con un tono indescriptible e inconfundible. Hoy más que siempre quiero besarte hasta que se pare el tiempo, detenerlo en ti, detenerme en ti. Quedarme, en ti. Quiero marcarme en tus labios, en tu sonrisa, marcarme en tu piel con un mordisco, con dos, con muchos. Observarte, con la claridad de tus ojos ver la claridad de la vida, porque todo lo haces ver fácil, porque contigo todo es fácil, o al menos así parece. Aferrarme a tus brazos es aferrarme a la vida, es vivir, estar contigo es vivir. Entiendo que el cielo es tangible, está en tu pecho, en tus brazos, en tus manos. Eres cielo. Hoy te extraño más que nunca y te amo más que siempre.

viernes, 22 de marzo de 2013

Algunas palabras.


Quizás jamás solucione nada diciéndole que todo irá bien,  que un día malo lo puede tener cualquier persona, que no siempre en los días malos llueve, que los días están llenos de cosas malas y buenas, que a veces son más las cosas malas que las buenas, pero que con las malas aprendemos a valorar las buenas. Tal vez mis palabras no sean lo que ella busca cuando está triste, o de mal humor, o estresada. Sin embargo le digo que no se preocupe, que a veces las cosas no salen como uno las quiere, que lo tome suave y que no sienta temor, que no sé si sirva de algo, pero siempre estaré ahí para cambiar sus lágrimas por sonrisas.

sábado, 2 de marzo de 2013

Ubicación.

Estoy en el reflejo de sus ojos, resbalándome por su nariz, quedando colgado en sus labios. Estoy caminando por las curvas de su sonrisa, bajando por su cuello, aterrizando en sus hombros. Me estoy deslizando por sus clavículas, voy descendiendo y haciendo nido en su pecho, haciendo hogar. Me hago pequeño para estar en sus manos, entre sus dedos. Estoy donde quiero estar, estoy en ella.

miércoles, 23 de enero de 2013

Una vez.


Una vez tuve un juguete, uno no tan grande pero lo suficiente para hacerme feliz, para llenarme y para no pensar en nada sólo en jugar con él y en no perderlo.

Una vez tuve un buso, uno caliente, tibio, no me lo quitaba ni para dormir, a veces para que lo lavaran, me lo ponía una y otra vez, parecía una fotografía, siempre andaba con él, un día llegué del colegio y no encontré, desapareció.

Una vez salí a un parque con mi madre, aún existe, es un parque de diversiones, recuerdo que me subí en una silla voladora, fue la mejor sensación hasta entonces, podía volar, fue realmente maravilloso, después de mucho tiempo de no ir, me monte de nuevo, no sentí lo mismo.

Una vez salimos de mi ciudad, íbamos en bus, era de madrugaba, me encanta el olor de la madrugada, no sé para dónde íbamos, ni que íbamos a hacer. A veces no me gusta saber para poderme sorprender.

Una vez me quise esconder, no me encontraron, ni yo me encontré. Llore y llore, al rato mi madre me encontró. Ahora no quiero ni yo encontrarme.

Una vez subimos a un quinto piso, no es gran altura, pero le temo a las alturas, me acerque un poco a la ventana y mire hacia abajo. Conocí lo que era el miedo.

Una vez me dijeron que nos teníamos que ir a otro lugar, a otra ciudad, era pequeño y no puse resistencia. Luego supe lo devastador que puede ser un adiós.

Una vez me encontré completamente sólo, sin nada, sin nadie. Entonces recordé un regalo que me hicieron de pequeño el cual no me agrado, lo busque y lo encontré, era un libro. No tuve más amigos.

Una vez me enseñaron que la vida es difícil, pero también que la vida difícil es bella por el simple hecho de ser vida.

Una vez bese a una chica, era pequeño no sabía lo que hacía, pero ella me sonrió.

Una vez tuve un accidente en un pie, me gusta jugar fútbol, me dijeron que quizás me quitaran una parte de él. Supe que en algunos momentos la vida es una mierda, pero la esperanza siempre la debo de llevar puesta. No me quitaron nada y quede perfectamente.

Una vez me dijeron que me querían, al otro día ni me volteo a mirar esa chica.

Una vez me preguntaron quién me gustaba, respondí que me gustaba la fruta. Nunca tuve sentido del humor.

Una vez tocaron el tema del amor, les dije que no sabía que era, que siempre tuve experiencias pasajeras que aprendí de ellas pero que no me significaron gran cosa, que creía que nadie me fuese a querer y a enseñar que era eso que ellos llaman amor. Conocí el silencio.

Una vez la mire, me gustó, luego la vi imposible.

Una vez le hable y me gustó, me sentí yo. No deje de hablarle aun cuando no lo hacia.

Una vez la mire fijamente a los ojos. Supe ver la vida con la claridad de ellos.

Una vez caminaba como si nada con alguien y me la encontré, le hable, le ayude, le sonreí, me avergoncé. Nos despedimos. Quizás en ese momento me enamoré.

Una vez de repente entró en mi pensamiento, desde entonces no quiso salir de ahí, ni quise que se fuera.

Una vez escuché su voz por teléfono, luego la escuche más detenidamente cuando me hablaba. No conozco sonido más dulce que el de su voz.

Una vez supe que era amar y que era querer. Supe que ella era todas mis veces y mis besos, supe que siempre hay una primera vez y que aún me faltan muchas primeras veces, todas con ella.

Una vez llegué a ella, desde entonces se me olvido que es irse.



Muchas cosas y personas han hecho parte de mi vida en algún momento, pero la mayoría se han ido. Una vez ella también entró a mi vida, pero con una gran diferencia: Ella no sólo hace parte de mi vida, ella hace mi vida.

viernes, 14 de diciembre de 2012

Nos escribimos sin saber, pero con querer.


No sabemos, pero queremos probarnos.
Ya nos encontramos pero seguimos buscándonos.
Tenemos la vida que nos falta, ella la mía, yo la de ella.
Nos miramos para reconstruirnos.
Nos queremos tocar para quitar las cicatrices.
Y si no somos, nos inventamos.
Y si no encajamos, nos formamos hasta que sí.
No estamos, pero somos.
Si no sabemos nos probamos hasta que sí.
Queremos, pero tememos.
Nos escribimos, pero entre comillas.
Nos preguntamos y nos repondremos con sonrisas.
Y si nos perdemos, siempre nos encontramos el uno dentro del otro.
Y si somos sueños, al menos somos los más reales.
No somos, pero queremos hacer historia.
Somos tiempos perfectos, de presente a futuro.
Y si te creo, es para vivirte.
Nos escribimos sin saber, pero con querer.
Somos corazones rotos uniendo los pedazos para hacer uno solo.
Y si nos rompemos, nos volvemos a crear un poco más perfectos.
Y si no somos, nos hacemos.
Y si te cometo, no es por error.
Somos calles porque nos queremos recorrer.
Nos perdemos, solo para querer encontrarnos en un beso.
Y nos leemos al derecho y al revés, porque: Somos.
Somos sueños para hacernos realidad
Somos estructuras óseas para forjar nuestros sueños.















Queremos, podemos y nos hacemos.

jueves, 13 de diciembre de 2012

Estar triste.


¿Que es estar triste?
Estar triste es estar sólo, un poco abrumado.
Es estar con una sensación de nada.
Estar triste es no tener ganas de escribir, ni de hablar, ni de reír. Ni de existir un poco.
Estar triste es estar roto, algo vació.


Estar triste es estar sin ella.

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